lunes, 7 de septiembre de 2009

Los extranjeros protagonizan casi la mitad de las bodas homosexuales en España

España es el país en el que se celebran más matrimonios entre personas del mismo sexo, en buena medida producto del atractivo que tiene la legislación en vigor para los homosexuales extranjeros. Por eso, en casi la mitad de esas bodas -exactamente, el 45%- al menos uno de los cónyuges no es español. En los matrimonios entre personas de distinto sexo, los extranjeros están presentes sólo en el 19% de los casos. Es la paradoja de un país que hasta 1979 persiguió a los homosexuales, primero mediante una ley gráficamente denominada de Vagos y Maleantes y luego en aplicación de otra con el también demoledor título de Peligrosidad Social. El país que durante décadas envió a los homosexuales a la cárcel o los condenó a la 'invisibilidad' es hoy el destino soñado para muchos extranjeros que, procedentes de países impecablemente democráticos, recalan aquí para hacer realidad su ambición de tener un libro de familia.

Cuando en junio de 2005 entró en vigor la reforma legal que permitía casarse a dos personas del mismo sexo, España se convirtió en el tercer país del mundo que adoptaba una normativa así. Sólo Holanda y Bélgica lo habían hecho antes. Desde entonces, Canadá, Sudáfrica y, hace apenas unos meses, Noruega y Suecia han aprobado legislaciones similares. En EE UU, está permitido en Massachusetts, Connecticut, Iowa y, desde el pasado martes, Vermont. En Maine será posible esta misma semana y en New Hampshire el próximo 1 de enero. De momento, España es el país en que más enlaces se producen en términos absolutos, sin duda a causa de que es junto a Sudáfrica el más poblado.

Durante los primeros cuatro años de vigencia de la ley se han casado en España más de 14.000 parejas del mismo sexo, según datos extraoficiales. A finales de 2008, última fecha para la que existen cifras del todo fiables, la contabilidad de los registros civiles permitía sumar un total de 12.324. El 36% de esas parejas está integrado al menos por un extranjero, pero ese porcentaje no para de crecer y el pasado año alcanzó ya el 45%.

El fenómeno no es nuevo. Sucedió lo mismo en Holanda y Bélgica, los dos primeros países que legalizaron el matrimonio entre personas del mismo sexo. En España, la casuística es diversa pero conduce al mismo destino. Cuando sólo uno de los miembros de la pareja tiene nacionalidad extranjera, lo habitual es que «se casen y se instalen aquí para disfrutar de los mismos derechos que una pareja heterosexual», explica Antonio Poveda, presidente de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales.

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